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Cuándo es peligrosa la bradicardia y cuándo no supone un riesgo

La bradicardia puede causar mareos y fatiga, y en algunos casos, es necesario un marcapasos para regular el ritmo cardíaco.
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Redacción Aposán
21/03/25 9:00

El corazón trabaja sin descanso para bombear la sangre que transporta oxígeno y nutrientes a todo el cuerpo. Sin embargo, hay situaciones en las que no es capaz de realizar correctamente este trabajo, como en el caso de la bradicardia, que puede causar mareos, fatiga intensa, dificultad para respirar o incluso desmayos.

¿Qué es la bradicardia o ritmo cardíaco lento?

Uno de los indicadores clave del funcionamiento del corazón es la frecuencia cardiaca, es decir, la cantidad de latidos por minuto (lpm). Lo habitual es que las pulsaciones en reposo estén entre 60 y 100 lpm, aunque factores como la edad, el nivel de actividad física o el estrés pueden influir en este número.

Las alteraciones del ritmo cardiaco, o arritmias, pueden clasificarse en dos grandes grupos: las taquicardias, cuando el corazón late demasiado rápido (más de 100 lpm), y las bradiarritmias, cuando el ritmo es anormalmente lento o irregular. En algunos casos, puede darse el síndrome bradicardia-taquicardia, en el que el corazón alterna entre episodios de latidos muy lentos y otros excesivamente rápidos.

Hablamos de bradicardia cuando el ritmo del corazón se desacelera por debajo de los 60 latidos por minuto. En algunas personas, como atletas o adultos jóvenes en buena condición física, una frecuencia cardiaca baja en reposo puede ser completamente normal y reflejar un corazón eficiente. También es habitual que el ritmo cardiaco disminuya durante el sueño sin que esto suponga un problema.

Sin embargo, si el corazón no bombea suficiente sangre al cuerpo, pueden aparecer síntomas como mareos, cansancio, dificultad para respirar o síncopes. Cuando la bradicardia sinusal o cualquier otro tipo de bradiarritmia es persistente, pueden presentarse complicaciones graves, como insuficiencia cardiaca o incluso paro cardiaco.

Causas de la bradicardia

Problemas cardiacos:

  • Daño en el tejido del corazón debido al envejecimiento, enfermedades cardiacas o un infarto de miocardio.
  • Alteraciones presentes desde el nacimiento (defectos cardiacos congénitos).
  • Inflamación del músculo cardiaco (miocarditis).
  • Complicaciones tras una cirugía del corazón.

Factores hormonales y metabólicos:

  • Hipotiroidismo, que ralentiza el metabolismo y afecta el ritmo del corazón.
  • Desequilibrio en minerales esenciales como el potasio o el calcio.

Otras enfermedades:

  • Apneas del sueño, que pueden influir en la frecuencia cardiaca normal.
  • Enfermedades inflamatorias como fiebre reumática o lupus.

Medicamentos y otras sustancias:

  • Fármacos para tratar arritmias, hipertensión o trastornos mentales.
  • Sedantes y opioides, que pueden afectar el impulso eléctrico del corazón.

Cuáles son los síntomas y los factores de riesgo

  • Dolor en el pecho.
  • Confusión o problemas de memoria.
  • Mareos o aturdimiento.
  • Cansancio rápido durante la actividad física.
  • Fatiga
  • Desmayo (síncope) o sensación de casi desmayo.
  • Falta de aire.

¿Qué pruebas son necesarias para diagnosticar la bradicardia?

  • Electrocardiograma (ECG): es una de las principales herramientas para saber si la frecuencia cardiaca baja en reposo es preocupante. Esta prueba mide la actividad eléctrica del corazón a través de electrodos adheridos al pecho, brazos y piernas, y puede mostrar si el ritmo es demasiado lento o irregular.
  • Monitor Holter: dado que las bradiarritmias pueden no ser constantes, es posible que se indique el uso de un Holter, un dispositivo portátil que registra la frecuencia cardiaca y sus variaciones durante 24 horas o más tiempo.
  • Registrador de episodios cardiacos: similar al Holter, pero registra la información solo cuando se presentan síntomas o cuando detecta ritmos del corazón anormales.
  • Prueba de la mesa basculante: evalúa la respuesta del corazón a los cambios de posición para determinar si la bradicardia está relacionada con desmayos.
  • Prueba de esfuerzo con ejercicio: mide la reacción del corazón mientras el paciente camina en una cinta o pedalea en una bicicleta estática. Si no puede hacer ejercicio, se administra un medicamento que simula el esfuerzo físico.
  • Estudio del sueño: indicado si se sospecha que la apnea del sueño podría estar provocando la bradicardia.

¿Qué se puede hacer cuando hay bradicardia?

Para detectar posibles alteraciones en el ritmo cardiaco, es importante saber cómo se mide la frecuencia cardiaca. Basta con colocar dos dedos en la muñeca o en el cuello, sobre la arteria carótida, contar los latidos durante 30 segundos y multiplicarlos por dos. Si el resultado es inferior a 60 lpm y se presentan síntomas, conviene acudir a un especialista.

También es importante medir la presión arterial con regularidad, ya que la tensión alta o baja puede afectar la frecuencia cardiaca normal. Consulta nuestro artículo para saber cómo elegir el tensiómetro adecuado.

Si la bradicardia es grave y los síntomas son persistentes, el tratamiento más frecuente es el implante de un marcapasos que regula el ritmo cardíaco enviando señales eléctricas al corazón para mantener los latidos adecuados cuando el corazón late demasiado despacio.

Por último, recuerda que ante sospecha de bradicardia debes consultar con tu médico y seguir sus recomendaciones.

Fuente:
●    Bradicardia: cuando el corazón late lentamente. Fundación Española del Corazón.
●    Bradicardia. Clínica Mayo.
●    Controla tu riesgo: frecuencia cardiaca. Fundación Española del Corazón.  

Publicador de contenidos

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