Verano: temporada de insectos
¡Malditos mosquitos! Todos hemos sufrido su picadura alguna vez, especialmente en la época estival. Proliferan los mosquitos y demás insectos, y es el momento en el que acudimos corriendo a por nuestro repelente de insectos.
Los repelentes de mosquitos son la mejor arma para prevenir sus picaduras, que aunque en la mayoría de los casos únicamente causan molestias locales, con inflamación y picor, también pueden producir trastornos alérgicos (en un 1 -2 %) en función de la sensibilidad de la persona, y lo que es peor, pueden ser la vía de transmisión de enfermedades como el paludismo, fiebre amarilla, dengue, leishmaniosis, fiebre de Chikungunya y virus zika, entre otros.
Por lo que debes elegir un repelente que realmente tenga una eficacia demostrada, especialmente si vas a viajar a países tropicales o con alguna de estas enfermedades endémicas.
En el mercado existen distintos activos repelentes, y a la hora de elegir uno u otro, debemos tener en cuenta tanto su efectividad ante los distintos vectores, su toxicidad, tiempo de eficacia, etc…
Los repelentes cuyo activo es el IR3535 (Butilacetilaminopropionato de etilo), presentan menor toxicidad, absorción cutánea e irritación dérmica que los que contienen DEET, además de no reaccionar ni degradar los plásticos. Pueden emplearse en niños a partir de 12 meses, y en función de su concentración, se presentan como infantiles, familiares o forte, ofreciendo protección frente a las picaduras para toda la familia. Son eficaces frente a los principales vectores de enfermedades, no sólo mosquitos como el Aedes (mosquito de la fiebre amarilla, y mosquitos tigre), Anopheles (transmisor del paludismo), Culex (trasmisor del virus del Nilo y encefalitis), sino también frente a garrapatas (Ixodes) y Flebotomos (transmisores de la leishmaniosis).